Hola:
Hoy, de Vicente Blasco Ibáñez, novelista nacido en Valencia, en 1867, les comparto este fragmento de:
ARROZ Y TARTANA
" El amor había transformado a Juanito, su alma vestía también nuevos trajes, y desde que era novio de Tonica parecía como que despertaban sus sentimientos por primera vez y adquiría otros completamente nuevos. Hasta entonces había carecido de olfato. Estaba segurísimo de ello; y, si no, ¿cómo era que todas las primaveras las había pasado sin percibir apenas aquel perfume de azahar que exhalaban los paseos y ahora le enloquecía, enardeciendo su sangre y arrojando su pensamiento en la vaguedad de un oleaje de perfumes? No era menos cierto que hasta entonces había estado sordo. Ya no escuchaba el piano de sus hermanas como quien oye llover; ahora la música le arañaba en lo más hondo del pecho, y algunas veces hasta le saltaban las lágrimas cuando Amparito se arrancaba con alguna romanza italiana de esas que meten el corazón en un puño. El muchacho, antes tan sólido y bien equilibrado, mostrábase inquieto y nervioso, lloraba a solas por cualquier cosa o se entregaba a expansiones infantiles; pero, a pesar de esto, era más feliz que nunca. Su antigua vida parecíale la existencia soñolienta de una bestia amarrada a la estaca, rumiando la comida o durmiendo, sin noción alguna de un más allá".
Serà que eso nos hacìa el amor en el siglo pasado, pero ¿y en este?
Y unos versos anónimos, pertenecientes a colección de Poesías Mexicanas de 1836. Leídos en El Estanquillo, del D.F. y que muestra la colección de "triques" acumulados por Monsivais a lo largo de muchos tianguis.
Dulces sentimientos
de mi corazón,
volad con presteza,
pintad la emoción,
que mi pecho siente,
desde aquel momento
que mi prenda amada
turbó mi razón.
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