Monday, November 5, 2007

Sabìa que el presente no es otra cosa que una partìcula fugaz del pasado

Hola:

Faltan sòlo 56 dìas para que se termine este año.

Y se que los que estudian estàn en la recta final del semestre, pero no dejen de leer diariamente un poema, es como nieve de limòn entre platillo y platillo, o como pan remojado en aceite de oliva entre vino y vino. Permite apreciar las sutilezas. ¡Enjoy`t!

Y para iniciar la semana, les mando este poema que Borges dedica a G.A. Bürger, aunque bien puede estar dedicado a cualquier otro.

No acabo de entender
por què me afectan de este modo las cosas
que le sucedieron a Bürguer
(sus dos fechas estàn en la enciclopedia)
en una de las ciudades de la llanura,
junto al rìo que tiene una sola margen
en la que crece la palmera, no el pino.

Al igual que todos los hombres,
dijo y oyò mentiras,
fue traicionado y fue traidor,
agonizò de amor muchas veces
y, tras la noche de insomnio,
vio los cristales grises del alba,
pero mereciò la gran voz de Shakespeare
(en la que estàn las otras)
y la de Angelus Silesius de Breslau
y con falso descuido limò algùn verso,
en el estilo de su època.

Sabìa que el presente no es otra cosa
que una partìcula fugaz del pasado
y que estamos hechos de olvido:
sabidurìa tan inùtil
como los corolarios de Spinoza
o las magias del miedo.
En la ciudad junto al rìo inmòvil,
unos dos mils años depuès de la muerte de un dios
(la historia que refiero es antigua),
Bürger està solo y ahora
precisamente ahora, lima unos versos.

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