Sunday, April 8, 2007

¿Pero que puede hacer un hombre con el corazòn roto?

Hola:

En este dìa que se celebra la Pascua de Resurrecciòn, les comparto un fragmento del poema de Marco Antonio Campos, poeta mexicano.

VIERNES DE JERUSALEN

Oh Jerusalén, color de arena y miel,
ciudad de Dios convertida en un infierno, donde los hijos caen a filo de cuchillo y los niños lloran al padre que aún ayer, después del almuerzo o de la cena, dejaba en la sala de la casa el vaso de vino y el humo del cigarro

Llego a la Ciudad Vieja, el centro del cielo vertical de naciones y tierras, donde el fuego cruzado de cristianos y árabes, de judíos y de turcos, perfora la hoja blanca en el pico de la paloma.
Por cada terrón, por cada esquirla de calcedonia o vidrio, de piedra basáltica o caliza, por cada astilla de la madera,estéril, absurdamente se han sacrificado millares de millones sin que la vida del asno o del camello se modifique un palmo.

Ay Jerusalén, Ciudad de la Verdad, de tu casa los pájaros se llevan en el pico la hoja del olivo, se llevan en las alas el higo ya desecho, regresan y se elevan llevándose el Hijo ya desecho, y resuenan con dulzura en los muros de la iglesia los discos de los címbalos y la letra de las Bienaventuranzas.
Llego a la Puerta Nueva y de la calle de El Jadid desciendo por Frères y por St. Francis y los gritos de los árabes a grito herido solicitan y claman que regresen los años del alfanje y del bolsillo próspero.
Rogad por la paz de Jerusalén, ciudad de paz, aunque el hermano recoja en la acera el cuerpo agujereado del hermano

Desde los once años dejé de confesarme,
dejé de comulgar, me alejé de la práctica y del rito.
Para el niño el sacerdote era como un dios terrible y rencoroso, que lenta y cruelmente lo hundiría en las aguas agitadas y el fuego de la Gehena.
¿Por qué el catolicismo se basa en el dolor? ¿Por qué Cristo permanece en la cruz y no lo vemos de pie en la Galilea, cortando la anémona y la rosa, volviéndose agua en el agua de los lagos, o en la cumbre de los montes transfigurándose en luz, sin más mensaje que el claro renuevo del almendro y la pulpa del níspero en la boca en la clara mañana que dará el mañana?

Esta es Jerusalén, a quien Dios puso en medio de las naciones y a la tierra alrededor de ella Mezquita, iglesia o sinagoga, Dios se multiplica por Uno hasta ser muchos, y regresa, con el pan y los peces, con el vino y los vasos, para terminar desangrándose por callejuelas y plazas de la Ciudad Vieja

¿Pero qué puede hacer un hombre con el corazón roto?
Un hombre que buscó la orientación sin atlas y sin brújula, y no quiso saber que a siete kilómetros permanecía íntegra y abierta la Navidad en la tierra. Todo bajo el sol tiene su tiempo, dijo el Predicador, pero yo vine en el tiempo equivocado. Un día, en fin, a la verdad, sin darte cuenta, Dios o los dioses te abandonan, sin darte cuenta crees que el mundo es ancho y grande y múltiple y se hizo para ti, y vas a la deriva y no lo sabes.
Esa vida, esa gran vida no la hiciste, diste veinte mil vueltas por veinte mil círculos, pensando que la hacías, creyendo que la hacías, cuando ya la velocidad del caballo era un pie roto y la fuerza del león el llanto del ternero.

Dando traspiés, dejando atrás comercios de baratijas, sangrando de la espalda y de la frente, ensordecido por el griterío, enceguecido por el sol de abril, llego, fuera de la ciudad, a la cima del monte, miro las lágrimas de la madre sin consolación, miro al verdugo clávandose las manos, y pienso que a lo mejor alguna vez, alguna vez, cuando el justo lo sea de corazón y el sufrido de espíritu no escuche la canción del necio, cuando el nombre del malvado sea raído y sucumban el héroe y el mártir fraudulentos, cuando no sea un lloro el tiempo de la tribulación y el tiempo del infortunio, el verano se hará una golondrina, el sol verá su luz en el fruto del naranjo y el vino viejo se beberá por fin en odre nuevo.

Y en ninguna calle de Jerusalén podrá caminarse porque muchachas y muchachos jugarán en ellas.

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